Cuando Miriam Alarcón Avila llegó a EE.UU. en 2002, trajo más que sus memorias de su vida y familia en México.
Ella trajo una bolsa llena de casi 250 rollos fotográficos, más de 10 años de fotos que nunca se habían revelado.
Cuando tomó su primera clase de fotografía en 2004, la invitación al laboratorio de fotografía fue una entrada a la fotografía digital y también fue una oportunidad para cumplir el sueño que tenía en su corazón desde la niñez.
Desde chiquita, Miriam sabía que quería ser artista porque encontró solaz en cómo las luces se reflejaban y rebotaban una con la otra. “Dejé que mi mente se perdiera en la luz, en las sombras y los movimientos”, dijo ella. Sin embargo, no podía obtener una cámara por el precio de una.
En 1985, un terremoto destrozó el hogar de Miriam, en la Ciudad de México. Tomó las vidas de 5.000 personas y destruyó los edificios de la ciudad y sus alrededores.
Cuando todo se calmó, Miriam decidió caminar entre las ruinas. La única cosa en que se enfocó fueron las luces que estaban reflejadas sobre los edificios destruidos.
“Había un momento cuando vi un edificio en pie que tenía mucho vidrio de cristal y el edificio en frente estaba completamente destrozado. El edificio que estaba destrozado se reflejaba en el que estaba parado. En ese momento, cuando vi eso, pensé, ‘Quiero tomar una foto’. Era un momento que representaba que no importaba lo que se destruyera, todavía estamos de pie”, dijo ella.
Como una optimista natural, Miriam tomó la oportunidad para mejorar su fotografía y dejó su hogar cuando tenía 15 años con la promesa de obtener una cámara. “No estuve asustada, simplemente dije, ‘¡Quiero una cámara!’ Quería tener mi sueño hecho realidad”. Cuando obtuvo su primera cámara, tomó muchas fotos, pero nunca reveló los rollos fotográficos porque era demasiado costoso y requería mucho tiempo. Ese fue el inicio de su colección de rollos fotográficos.
Desgraciadamente, no había un programa de fotografía en México. Mejor, Miriam decidió especializarse en biología para entender la naturaleza y cómo creaba los reflejos de luz en los que le gustaba perderse. “Algunas veces creo que me traicioné [en especializarse en biología] pero en mi mente yo pensaba, ‘Tengo un sueño para trabajar para National Geographic. Quizás si soy bióloga puedo trabajar para ellos”. Aunque las circunstancias obstruyeron sus sueños, ella fue firme en perseguirlos.
En 2002, se mudó a Iowa con su esposo de aquel tiempo que estaba haciendo el doctorado y eso es cuando finalmente reveló sus rollos fotográficos que había coleccionado a través de los años. Fue el comienzo de su carrera en fotografía en los Estados Unidos.
No sería hasta años después que encontraría su verdadera vocación, tomar fotos de otros latinos.
“La cosa que realmente me ayudó a crear mi arte fue trabajar con otros inmigrantes latinos y he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas que han venido a este lugar para buscar sus sueños u oportunidades para sobrevivir. Ellos tenían que pasar por muchas circunstancias duras para encontrar un hogar donde pudieran criar a sus hijos y darles una buena educación como yo hice con mis hijos”, dijo Miriam.
“Era el momento cuando me di cuenta que quería crear imagines…crear un entendimiento y ayudar a crear una conciencia sobre por qué tenemos que pasar por cosas difíciles para llegar a un lugar que no nos quiere. Ese fue el momento cuando quería contar las historias de otros latinos”.
Eso fue lo que ella hizo. Empezó a crear historias de otros latinos a través de las fotos, los imagines ayudando a representar los diferentes caminos durante sus vidas.
Sus imágenes de luchadores, que van estar en exhibición en la Galería de Arte de UNI desde el 15 de septiembre hasta el 13 de octubre en el Kamerick Art Building, presenta a inmigrantes con las máscaras de luchadores – luchadores tradicionales de México quienes parecen como superhéroes en la televisión o los cómicos.
Para Miriam, la transformación de las dificultades es clave para su proceso creativo y su vida.
“Los rollos pueden desaparecer o finalmente aparecer y volver visibles. Nosotros aparecemos del invisible al visible y en el curso de tiempo no estamos aquí ni allí”, dijo ella.
Cuando preguntamos qué le motivaba, ella dijo: “La hermosa habilidad de tener la tecnología para suspender momentos en tiempo y espacio y combinarlo con la luz que te ayuda a preservar una memoria”.
“Cuando tomo las fotos de los luchadores, estoy dándoles momentos en tiempo para honrarlos y crear algo para que otros les recuerden y honren”.
“Detrás de las fotografías…tengo la esperanza de inspirar a otros a crear un momento en sus vidas”.
Miriam presentará una plática bilingüe para el público en español e inglés en la Universidad del Norte de Iowa el 19 de septiembre a las 7 de la noche en el cuarto 111 de Kamerick Art Building. También, tendrá otra plática el 20 de septiembre a las 9 de la mañana en el cuarto 116 del Schindler Education Center.